Mantén tu fortaleza interior y desecha las circunstancias que escapan a tu control.

La vida es indudablemente un mosaico de experiencias, donde los momentos de alegría y tristeza se entrelazan en el tapiz de nuestra existencia. Cada desafío que enfrentamos, ya sea personal, profesional o social, nos brinda la oportunidad de crecer y aprender. Aunque el dolor y la crítica pueden ser duros, también son catalizadores para el fortalecimiento del carácter y la resiliencia. Las cicatrices emocionales, producto de tragedias o abusos, son testimonios de nuestras batallas y, con tiempo y apoyo, pueden convertirse en símbolos de superación. Reconocer y aceptar estas adversidades como parte integral de la vida es un paso crucial hacia la madurez emocional y el bienestar personal.